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Boca lo dio vuelta en el final de una noche inolvidable

Actualizado: 19 abril, 2023

Fue una de esas noches épicas de La Bombonera, de las inolvidables por el desenlace aunque no por el desarrollo, de aquellas en el que a puro coraje Boca se llevó por delante a un rival y consiguió un triunfo de esos que más disfruta su gente.

A dos minutos del final del tiempo reglamentario, la cancha era un caldera. Boca jugaba mal, perdía 1-0 por culpa de uno de los tantos desarreglos defensivos que viene cometiendo y por una muy buena definición de Jimer Fory.

Pero cuando nada lo hacía esperar, apareció el espíritu de las grandes hazañas sobre el escenario enclavado en Brandsen 805. Apareció Luis Advíncula, uno de los culpables del gol colombiano, y sacó un zapatazo de zurda desde trás de la medialuna del área para clavar el 1-1 y reivindicarse.

Y cuando corrían 8 minutos de tiempo adicionado y el empate tenía sabor a poco, pero conformaba, Valentín Barco, el que, con apenas 18 años, se fue animando y terminó llevando el equipo adelante, sacó un centro preciso para que Alan Varela pusiera el 2-1 con el que el Xeneize quebró una racha negativa de tres derrotas en casa.

¿Fue justo? Difícil decirlo, pero fue un bálsamo para un plantel que este año viene muy golpeado, más allá de la conquista de la Supercopa Argentina, y más que nada para la gente, que pasó de los silbidos a la euforia. Fue un gran final de una noche que pudo ser trágica.

Boca no apareció en los 45 minutos iniciales. Fue dominado por un equipo prolijo como Deportivo Pereira que incluso llegó a marcar a través de Juan Quintero en el final de la etapa, pero el VAR anuló la conquista por una infracción a Pol Fernández y La Bombonera recuperó la respiración.

En el complemento Boca se animó más, pero sin ningún tipo de claridad. Atacó casi todo el tiempo por el flanco izquierdo, con Sebastián Villa queriendo hacer todo pero terminando mal las jugadas. Y con Valentín Barco, que, tímidamente, se fue soltando en su primera experiencia copera.

Pero el medio estaba ausente. Ni Óscar Romero ni Pol Fernández supieron manejar la pelota. Y por derecha, ni Briasco, que no se siente cómodo por ese sector, ni Luis Advíncula desequilibraban.

Hubo algunos centros, eso sí. Como ese que cabeceó Fernández y se fue besando el palo, pero los minutos pasaban y el gol no llegaba.

Para colmo, en uno de sus pocos ataques del complemento, Pereira marcó. Le ganaron la espalda a Figal, Advíncula estaba parado en cualquier lado menos en su sector y Fory no perdonó con un buen disparo cruzado. La Bombonera latía… de bronca.

En el final Barco se animó más, sacó su desfachatez y llevó el equipo adelante. Ayudó el ingreso de Martín Payero, también, y el aporte de Villa, más allá de que a veces se enloquece y se marca solo.

A dos del final vino el alivio: Advíncula le dio de zurda y clavó un golazo desde afuera del área. Y la sensación de paz llegó a los hinchas xeneizes.

Y cuando nadie lo esperaba y los colombianos vivían haciendo tiempo, Barco, quién iba a ser, recibió por izquierda y sacó un centro perfecto, de esos que no abundan en estos tiempos en Boca, y Varela de cabeza desató la locura.

Más allá de la victoria, la primera de la mano de Jorge Almirón, a Boca le sigue faltando casi todo. Esta vez encontró la luz con el talento de un chico de 18 años, insólitamente postergado hasta el momento. Pero debe mejorar un montón si quiere volver a ser un equipo competitivo.

El 3 de mayo lo espera Colo Colo en Chile pero antes Almirón tendrá algo de tiempo para ir armando un esquema que resulte productivo. Quizas, en una de esas noches mágicas de La Bombonera, Boca haya encontrado el punto de inflexión para salir a flote.