Identificaron quién era la persona que estaba enterrada en la casa pegada a la de Gustavo Cerati
Actualizado: 7 agosto, 2025
uego de casi tres meses de investigación, personal del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) logró identificar al joven cuyos restos aparecieron enterrados el pasado 20 de mayo en una casa lindera al chalet del barrio porteño de Coghlan donde supieron vivir Gustavo Cerati, el líder de Soda Stereo que falleció el 4 de septiembre de 2014, y Marina Olmi, la artista plástica que es hermana del actor Boy Olmi, entre otros.
Todo comenzó con el hallazgo de huesos humanos, ropa y accesorios realizado por un grupo de albañiles que trabajaba en el terreno que quedó tras una demolición en Congreso 3748. Los obreros estaban levantando una pared donde había una ligustrina como única separación, cuando desde el jardín de la propieddad ubicada en Congreso 3742 hubo un desmoronamiento y quedaron expuestos los restos óseos.
Debido a que en la Ciudad de Buenos Aires está prohibida la inhumanación en lugares que no sean cementerios u otras áreas autorizadas, la investigación de la causa, caratulada como “averiguación de delito”, quedó a cargo de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional número 61, encabezada por Martín López Perrando, quien se puso al frente de las tareas para intentar esclarecer cómo había muerto esa persona, quién era, y por qué y quién la había enterrado allí.
El cadáver estaba dentro de una pequeña fosa ubicada en la medianera entre ambas viviendas. El tamaño reducido de ese pozo, (aproximadamente medía 1,20 metro de largo, 60 centímetros de ancho y 40 de profundidad) llevó a los investigadores a pensar que el entierro se hizo en poco tiempo, sin mayores herramientas. Los peritos encontraron un total de 151 restos óseos distribuidos en cuatro sobres de madera.
Este miércoles, finalmente, se dio a conocer que los huesos pertenecían a Diego (su apellido se encuentra reservado), un joven de 16 años que había desaparecido el 26 de julio de 1984. Según se consignó, jugaba al fútbol en el club Excursionistas e Iba a la Escuela Nacional de Educación Técnica (ENET) N° 36.
El chico, según consta en la denuncia oficial, había sido visto con vida por última vez en la tarde de esa fecha en la esquina de Naón y Monroe, en el barrio de Belgrano. Llevaba puesta su uniforme cuando desapareció. Horas más tarde, como no volvía a su casa, sus padres se presentaron en la comisaría 39, pero no les quisieron tomar la denuncia alegándo que «se había ido con una mina».
Diego no volvía, y ante la desesperación, la familia acudió a los medios de comunicación, donde lograron que les hicieran una entrevista para la revista ¡Esto! del diario Crónica. Sin embargo, nunca supieron más nada de él en 40 años, hasta ahora. Según determinaron los especialistas del EAAF en su último análisis, el adolescente recibió un puntazo mortal que dejó su marca en la cuarta costilla derecha.
Además, una vez muerto, el o los atacantes quisieron descuartizarlo usando algún tipo de serrucho. Pese a los intentos, no lo consiguieron. El padre de Diego murió años atrás en un accidente de tránsito. Estaba convencido de que a su hijo lo había secuestrado una secta. La madre del joven recibió la noticia esta semana. La identificación del cuerpo fue posible gracias a la prueba de ADN que personal del EAAF le tomó a mujer, estudio que arrojó una coincidencia exacta.