El GAFI definió: Argentina no está en la lista gris

El Gobierno esperaba el veredicto del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), y, tal como empezaban a comentar algunos organismos públicos relacionados al proceso en base a los primeros datos de lo que pasa en París alrededor del proceso de Evaluación Mutua, el resultado fue positivo: Argentina no está en la lista gris.

Tal como explica a Ámbito el contador público, consultor y conferencista internacional en materia de prevención del lavado Daniel Perrotta, «la solución era política y estar bien con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y con el Gobierno de Estados Unidos es importante para la Argentina, más allá de lo ecléctico que es GAFI».

A lo que se refiere es a que las decisiones del organismo internacional no siempre van en línea con la lógica de otros, pero asegura que se sabía que había «grandes posibilidades de que aprobara la prueba y evitara la lista gris», tal como sucedió.

Esta noticia era esperada por el Banco Central (BCRA), dado que una fuente cercana a la entidad había anticipado que eran «optimistas» respecto de los resultados. Sin embargo, muchas voces advierten que este desenlace no será gratis, sino que el Gobierno tendrá que hacer algunas correcciones aún y el GAFI le impondrá varias condiciones seguramente.

No obstante, bien vale la pena el esfuerzo porque caer a la lista gris hubiese sido grave para Argentina en este momento porque hay una fuerte necesidad de dólares y el país quiere volver al mercado internacional de crédito. Esa nómina incluye a aquellos estados que, como Venezuela y Mónaco, no colaboran en el combate contra los capitales producto de delitos financieros. Otros países incluidos son Croacia, Bulgaria, Burkina Faso, Camerún, República Democrática del Congo, Haití, Namibia, Nigeria, Senegal, Siria, Vietnam y Yemen.

«Si hubiésemos entrado a una categoría negativa en el GAFI, hubiese habido una lista de países que no iban a poder invertir en la Argentina», explica el economista Christian Buteler al respecto. Eso, sin dudas, sería una traba, por ejemplo, para el desarrollo del Régimen Incentivo para Grandes Inversores (RIGI), que busca traccionar dólares del exterior, así como para cualquier interés en el país de capitales extranjeros.

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